jueves, 10 de julio de 2014

De cómo Valparaíso pasó a ser Patrimonio de la Humanidad

De cómo Valparaíso pasó a ser Patrimonio de la Humanidad 

Hoy parece fácil. La ciudad hace gala de su título por ya cinco años y lo que se pide son resultados. Es un proceso lento, dicen los expertos y tienen razón, así como lo fue lograr el reconocimiento a su valor patrimonial; toda una epopeya que comienza en la década del setenta. 
 
1975. En una sala de clases de la Universidad de Valparaíso, la arquitecta Myriam Waisberg imparte su seminario número 100 sobre patrimonio. Aún así la mayoría de sus colegas no entienden por qué se preocupa tanto de “cosas viejas”. Estaba siendo visionaria, la Unesco había creado la Convención de Patrimonio Mundial sólo tres años antes. Por suerte, hubo quienes sí se interesaron en su rescate del pasado, como Cecilia Jiménez, arquitecta de aquella universidad. Trabajaron juntas desde 1976 hasta la muerte de Waisberg en 2004. Durante la década de los ochenta se dedicaron a estudiar la arquitectura religiosa de la ciudad y las casas de Playa Ancha; de ambos proyectos se publicaron libros que hoy marcan pauta en el tema patrimonial.
 
Recién en 1991 las autoridades de Valparaíso decidieron discutir el tema con la comunidad: se hizo un Cabildo Ciudadano. Un coro unánime, que abarcaba desde académicos hasta el más humilde de los vecinos, declaró:se está destruyendo nuestra ciudad. No querían más bombas de bencina donde antes hubo edificios antiguos. La Municipalidad acogió el llamado y dos años después encargó un Estudio Seccional para determinar qué edificios tenían valor patrimonial y poder modificar el Plan Regulador Comunal en orden de protegerlos. El alcalde de entonces, Hernán Pinto, puso a la cabeza del equipo a Cecilia Jiménez. Se hizo un estudio histórico de la ciudad desde sus orígenes, también uno urbano de sus plazas, ascensores, escaleras y pasajes, y una escala de valoración que determinaba que mientras más valioso el edificio menos se podía intervenir. Era la primera vez que se reunía toda esta información, que aún hoy es una guía para las consultoras de arquitectura interesadas en el tema patrimonial. Fue un trabajo de pura camiseta, no era pagado. Mis compañeros de oficina me decían:- Sigues con esas cosas viejas- cuando yo sacaba los planos en cualquier rato libre que tuviera.

Patrimonio
Su gente, patrimonio intangible
 
En 1995 se hizo la Quinta Jornada de Preservación Arquitectónica y Urbana, organizada por la Universidad de Valparaíso, que implicó un tercer encuentro con especialistas latinoamericanos. Fue entonces cuando se sugirió que Valparaíso postulara ante la Unesco. En ese momento hablar de patrimonio de la humanidad todavía era un decir, no nos creíamos el cuento- dice Cecilia Jiménez, que estuvo presente.
 
Ese año el tema tomó vuelo a nivel país. Se logró la nominación del Parque Nacional Rapa Nui como Patrimonio Mundial, proceso en el que estuvo desde la CONAF el arqueólogo Angel Cabeza, que más adelante pasaría a ser Secretario Ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales. Por supuesto que queríamos hacer lo mismo con otros lugares -dice Cabeza-Entonces empezamos a trabajar una lista tentativa de Sitios de Patrimonio Cultural de Chile. Debían representar un momento especial en el proceso evolutivo de la historia de la humanidad. Dos años después, en 1997, la nómina abarcaba veinte lugares y se decidió dar prioridad a Chiloé y Valparaíso. 
 
Cabeza junto a la directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de ese entonces, Marta Cruz- Coke y el Delegado Permanente de Chile ante la Unesco, Samuel Fernández, visitaron al alcalde de Valparaíso y a su comité asesor. Me acuerdo de que uno de los concejales en tono de broma y en serio nos dijo:- A ustedes los tenemos que colgar, porque están hipotecando el futuro de Valparaíso. Para parte del Concejo, el desarrollo de la ciudad estaba en la construcción de edificios de altura y en la industrialización. En cambio, el grupo de visitantes planteaba que conservar la ciudad y potenciar su patrimonio con el turismo también era desarrollo. Nosotros estábamos en contra de una visión progresista únicamente desde el punto de vista inmobiliarioNo existiría Venecia, no tendrías París.
 
Finalmente, en 1998, el alcalde Pinto decidió crear la Unidad Técnica de Patrimonio. Nuevamente, Cecilia Jiménez estuvo a cargo del proyecto; con el Estudio Seccional en sus manos la mitad del trabajo estaba avanzado. Pero faltaba seguir los pasos de la guía operativa de la Unesco, lo que no era fácil. El Consejo de Monumentos Nacionales estaba preparando la postulación de Chiloé –que sería nominado el 2002- y sólo iba a revisar la de Valparaíso.
 
Vinieron expertos internacionales, como el arquitecto Crespo Toral de Ecuador, que coincidieron en que para participar se debía cumplir con dos condiciones: demostrar que el bien era excepcional o único en el mundo y asegurar una gestión para su preservación. Como la tarea era titánica, la Municipalidad pidió ayuda a las universidades estatales y privadas de la zona, las que hicieron estudios históricos, geográficos, arquitectónicos, turísticos, de archivos, etc. 
 
El expediente partió a París sin que el Consejo alcanzara a revisarlo. El tema de la singularidad estaba super bien pero no había gestión- dice Cecilia Jiménez, quien fue en representación de la Unidad Técnica. Además, Angel Cabeza recuerda que hubo errores en el enfoque del documento. En la UNESCO les recomendaron que retiraran la postulación y volvieran cuando las promesas de cuidar el bien fueran hechos o al menos, proyectos factibles.
 
Con el gobierno de Ricardo Lagos Escobar, desde el 2000, se inició una nueva etapa en que el Estado se comprometió con la causa de Valparaíso. Se hicieron gestiones que garantizaban el cuidado del patrimonio. Lagos dio orden de abocarse al tema a todas sus Secretarías Ministeriales Regionales. Así, se crearon subsidios de rehabilitación patrimonial, programas de recuperación de espacios públicos y mejoramientos de fachadas, entre otras cosas. Además, se incluyó en el Comité Asesor a agrupaciones porteñas privadas, como el Movimiento Ciudadanos por Valparaíso –grupo que se caracterizaba por su defensa del área antigua de la ciudad desde principios de los  noventa- y la Fundación Valparaíso, que desde 1998 se dedica a desarrollar proyectos que potencien el valor patrimonial del puerto.
 
Se encargó al Consejo de Monumentos Nacionales redactar el nuevo expediente, que por fin en diciembre del 2001 se volvió a enviar. Cabeza, quien estuvo en París, reconoce que no fue fácil ganar la nominación:-Teníamos que convencer a tres organismos: al staff administrativo de la Unesco, a Icomos -Consejo Internacional de Monumentos y Sitios- y finalmente, a los 21 países del Comité de Patrimonio Mundial.

Celebración
La Celebración en las calles porteñas - Aporte El Mercurio de Valparaíso
 
La ciudad estaba deteriorada. Más que su valor arquitectónico patrimonial -afectado por los edificios de altura modernos- lo que se postulaba era su rol histórico en el siglo XIX, cuando Valparaíso se erguía como una muestra de la globalización mundial. En el momento de la votación, el delegado de Egipto, quien tenía mucho peso en la mesa, fue clave. Se levantó y dijo que él votaba a favor de Valparaíso porque no dejaba de recordar cuando era niño y llegaban los barcos salitreros de Chile a Alejandría. Su apoyo junto con el de Inglaterra, país que reconocía la importancia que tuvo Valparaíso como puerto principal de Sudamérica en el 1800, permitieron que el sufragio se cargara hacia el “sí”. En el año 2003 el puerto ya se podía proclamar Patrimonio de la Humanidad.
 
Yo siempre digo que todo partió como un rugido de ratón; no nos correspondía hacer esta gestión a nivel local- reflexiona hoy Cecilia Jiménez. Pero lo hicieron y gracias a ese esfuerzo, el Consejo de Monumentos Nacionales tuvo una buena base para mejorar el expediente. Por su parte, Angel Cabeza está orgulloso de haber participado de un proceso que hoy permite a Valparaíso combinar el desarrollo comercial- portuario con lo patrimonial- turístico. Los cambios son lentos, pero si no vives en la ciudad y la visitas, los ves. Las fotos de 1996 y las de hoy son muy distintas.
 

En la base de este logro está el que la comunidad quiera a su ciudad. Así se demostró en el Cabildo Ciudadano de 1995 y de ello se percató Cabeza cuando la visitó dos años después. De ahí que los porteños sean exigentes con sus autoridades. Valparaíso es una ciudad vigente que avanza recordando su pasado.

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